Territorios elevados bostezando ciertamente allá a lo lejos, invitando a quedarse con los impulsos reflotados, bonitos, en los instantes en que las ventiscas gélidas ya no dañan. Luminosidad que muy de vez en cuando se proyecta hacia los corazones ansiosos por besar la mejor de sus lunas. Sueño cumplido, vuélvete inmóvil, alárgate eternamente, empápame del respeto indeleble que no me acompañó al nacer. Caminando de forma regresiva, no descontrolada, atrae las líneas infinitas de mi frente. Atrapado por la magnitud sin edad del que sabe lo que por venir está. Una vida sin mí. Certeza absoluta.
Ahora estoy aquí, deseos incombustibles e insumergibles de enviarte todos los ramilletes que mi corazón, acompañado por el ánimo de mis sentidos, es capaz de fabricar. Alentado por la confianza de tu respiración, despejando cualquier horizonte. Filón de buena suerte.
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