domingo, 7 de junio de 2015

No es imposible, tan solo es amor.


Ahora que estás así, otra vez. Otra vez, estás aquí.
Ahora, como siempre, siento esa intensa necesidad insaciable de expresarte mi gratitud. Nunca dejas de sorprender a la estupefacción que me acompaña. Tumbada, dormida, cansada. Trinidad normal, dadas las circunstancias. Incluso así, no solamente consigues conjugar lo romántico y lo físico, sino que además das fe de tu aceptación total hacia mí. Verdadero amor recíproco. Insistentemente me asaltan convulsos instantes a modo de titubeos para dar forma a algo con que obsequiarte, llegando invariablemente a la conclusión, que el mejor regalo, es todo lo que tenemos y nosotros mismos fabricamos. Pasión, reconocimiento, amor.
Elaboras la sensación de tener mi ancianidad dos décadas por delante de mí. Diseñas espacio a espacio
Los instantes contigo disipan eslabones, dudas no tenidas. Paz duradera, aliviadero válido para expresar luminarias útiles, las tengo dentro. Corazón compartido, y algo más. Paralelas ordenadas sin fin. Visita a la creatividad dispuesta a esquematizar el ramillete extenso de sentimientos nacidos en el universo de cada infinitud taxativa, reverso al limbo dispar. Motivos acariciando brumas que saben de ti. Soy feliz, no hace falta historia. Ésta está insistentemente ahí, tiene algo que decir. Sobran razones, la vida misma desprende la expresión exacta. Lo que es de mí, resulta inherente a lo que te suceda a ti. Consigues que mi corazón aún siga latiendo, tan solo para poder admirarte.
 Metódica cronología adecuadamente guardada.
Corazón, palabras. Todo.

Feliz cumpleaños, amor.
Te quiero.

7 de junio de 2015