jueves, 24 de diciembre de 2020

Papá Noel, para ti.


Intentaré definir ahora que nadie me puede ver, todo lo que no pude entender pues, de manera natural e inconsciente me fui dando cuenta que mi alma navega en un océano de cristal. Aseveración indubitable.
Iridiscente color el de tu sombra, cuando éste se deja ver. Al cruzarme con él me inspiro en sus formas de vivir. Me hace encontrar el idioma exacto exento de enigmas para siempre poder amar sin pedir, con alguna excepcional intención. Qué mi alma jamás sea manipulada cuando me siento vulnerable y triste, cuando me asaltan dudas sobre si tú, existes. Me gusta guardar tu secreto con mis apetencias dormidas, así lo decretó mi otra forma de vivir, la que ahí está, sin maquillar. La que por fin vino ya, consiguiendo que mi mente no esté quieta en este planeta. No ha sido una aceptación gradual pues nunca he sido dado a dudar, siempre he intentado navegar en tus formas de verdad al interpretar mi imaginar, oírte cantar, tan solo, porque sí. Horizontes por descubrir entre la sustantividad y lo imaginario, así puedo vivir en mí, aperitivo en este atardecer sin complejos diarios que, hasta en los rincones de la eternidad se debe entender. Me suelo abrazar a tu memoria cuando asoma esa flor sin aroma, cuando el corazón y su historia tocan fondo y desde ahí, con la estrella de tu tesón, salgo del laberinto más hondo probando a vivir siendo quien quiero ser, disfrutando de tu veneración en un tiempo donde no existe ningún reloj ni agujas a modo de faro inverso de la ilusión. Noche estrellada, marca la madrugada especial que, hasta dormido, siempre había sentido. Oportunidad a la verdad con los recuerdos que guardes de mí. Sueños adormecidos que me encanta creer cuando me dejo llevar y me empiezo a alejar de un universo descolorido, del ruido que no me dejaba ver su color. Incredulidad purificadora. Afable, repleto de desinteresada vida, eres único para encontrar salida para el diseño de los afectos en las noches iluminadas por la luz de la otra cara del sol. Insistentemente me atrae pensar en ti en tiempo presente. Se me mueve el mundo que existe en mi universo interior cuando en la imaginación ronda el amor que habita en mi corazón y gracias a ti, el horizonte se tiñe de color.
Se me ocurrió hacer una fábula original, la que habita dentro de mi realidad, encontrar el sitio donde no existe el mal, al que yo iré y así, me reuniré con las estrellas que se me fueron y allí, en el Paraíso existente entre el Cielo y El Mar, estaremos continuamente en paz. Velas que anhelas en cualquier lugar.
¡Qué más quisiera yo!, tener tu arte tan solo con mirarte.
Gracias y Gracias felices, mucho mucho más allá de cualquier final.