miércoles, 5 de agosto de 2020

Dibujar murmullos del corazón.




                                     

Nací como persona no normal, herida, con las entrañas vencidas, el corazón fracturado. Algo que no sé explicar, tan solo me hace llorar al contar latidos diferentes, cuando éstos, no se pueden iluminar.
Tuve que aprender a brillar, a volver a la vida posado en este planeta que encontré. Fuego que fue, cuando el tiempo se paró en la hora que no está, nunca llegó. Viajó en silencio el alma por los nudos gordianos de la memoria, hacia los rincones ocultos favoritos que mi mente siente, esta, es la historia. Sobredosis en la tesis del inundar pupilas en el funeral donde pusieron el resto que no hallé de mí. He decidido no volver hacia atrás, dejar de estar perdido, dormido, para pasar a estar crecido entre mis desvelos con retórica que escribiría solamente alrededor de aquella flor de día, que envía al espejismo en el abismo que sé que pensé.
Gira y se estira el tiempo en el que los murmullos de vuestro corazón se enredan dentro de mí. Apago el miedo con fuego, el de tu mirada marcada, desinteresada, reflejando el engranaje en el paisaje del paraíso del Amor, Edén del confiar. Motivos para acercarme a Ti desde que te conocí. Aviso de la inmensidad de tu querer. Alma viajando en aviones entre algodones recubiertos de pasión, soledad y silencio.
Aquello que allí se quedó, fue la esencia de una tonada que sonó, una noche junto al mar donde yo apuraba copa tras copa subido en la barra de algún bar. Se convirtió en estandarte de mi divagar y así envolver minúsculamente frases dormidas, camufladas. Hace falta valor para escribir con exacto calor un texto de Amor. En el fondo, a veces me cuesta saber dónde estás, parcela con espejo acumulado cuyo reflejo cae demasiado lejos, tan apartado. Me encanta soñar a contracorriente el contenido que la inspiración fabrica en la lógica de mi mente en plenitud, espacio, al que siempre necesito regresar.
 Deseo habitar dónde las cenizas de mi piel imprevisible, sean libres, en el lugar dónde los relojes biológicos tengan el paso cambiado, su movimiento invertido, el sonido, del revés. Deseo contar los latidos del corazón, aquellos que volvieron cerúleo el Azul de mis sentidos quedándose para siempre, conmigo.

Nota:
La canción que suena en el vídeo es; "Grita". 
Para mí, se convirtió en el máximo exponente de la perfecta conversación entre mi yo eufórico y mi yo depresivo. Plática entre la dualidad de mi yo físico y mi yo espiritual. Allá en cualquier acantilado de Parque Santiago, con la luna por testigo a modo de sutil faro entre La Gomera, el cielo, y el mar.

"Bonita la gente cuando hay calidad, bonita la gente que es diferente. Bonita la gente que estuvo, y no está".
 (Pau Donés)



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