Maravilloso es degustar tu sombra. Sus perfiles, límites ilimitados, no detienen mi mirada, llevándola hacia los confines de su profundidad. Abriendo mis ojos partiremos, ella y yo sin destino, o tal vez alcanzaremos aquella ciudad sin nombre de ese país que jamás existió. Sus murmullos espectaculares, consiguen que no sólo deje de ser insondable, sino que se convierte en el mágico y moderadamente moderado vientecillo de la mejor de las vidas, erizando el estímulo de mis sentidos, difuminado la falta de sagacidad que en ocasiones nos visita.
Tu sombra... esa que inmoviliza.
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