domingo, 1 de mayo de 2016

Paisaje entre líneas.


El valor jamás percibido como destino, las líneas de mi frente, no impide divisar amaneceres sin sollozos. Refugio, observatorio, caleidoscopio para cualquier tipo de decepción. Saciado posible, nunca llega del todo. Mirando bastante, pero bastante más allá del color de percepciones lógicas, intento no confundir mezclas mundanas. Pormenorizando incógnitas de la nada absoluta, sin comprensión, busco el reverso de la propia conciencia. Noto desde algún génesis, el prisma del desdibujo fabricado por sus ponzoñosas mentes. Recorro el principio fallando constantemente en su giro. Rastro, olfato, pérdida de espacio, incentivo al pasivo escueto e innecesario.
Aunque a veces no conozco a Dios, y debería, he de decir que puedo empezar de cero, dibujar mis sentimientos con los mecanismos del alma. Turbulencias en el respirar del corazón.

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