4 de octubre ahí, comenzó un mundo nuevo, ajeno hasta entonces para mí, un capricho del destino te puso en mi camino. ¡Cómo no te voy a querer! En mi mente, siempre estás navegando en el mar que me enseñó a soñar con la declinación del verbo Amar de Verdad. Poder dibujar tus latidos aunque solamente sea un poquito, es cuánto deseo hacer con mis pupilas, azules motivos que beben lo que Tú destilas. Mito que me llevó al cielo por vivir, en silencio soñar contigo en un nuevo despertar, escribir la mejor nota en la mejor canción que pueda hilvanar. Me haces desear componer los mejores pedazos de mí, para ser cómo siempre he querido ser. Eres la auténtica representación visual de mi psicología. Me haces pensar dónde irán los silencios que envuelven lo que queda por decir en el pasaje de los cuentos que yo te cuento a Ti y Tú, traduces para mí. Consigues que gestione el ruido de mis secretos con tu estado expuesto a lo opuesto de lo efímero con imperecedera lealtad. Me ayudas a encontrar el instante en el que notar que me puedo dejar llevar para así, escapar y poder brillar sin tener nada que decir, tan solo descubrir todo lo que me queda por imaginar. Eres, la Princesa de mis noches, Reina de mis días. Huella de la luz de tu estrella, me guía y junto a ella, sueño y soñé en el día que ahí justo nacía un efecto perfecto en la hora que aflora el incitar e invita a viajar hacia el instante más bonito de un horizonte que viene y va, ahora, aquí está y de él no deseo salir jamás. Tienes un afán desmedido regulando emociones cuando yo empiezo a deambular por los túneles de la memoria, historia que me hace caminar por el sendero placentero del Amor exento de fugacidad, directo a toda velocidad al centro de la unión de cualquier eslabón de nuestro corazón.
Para Ti porque Te Quiero.
(Cualquier día 4 de cualquier mes de octubre)
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